martes, 20 de septiembre de 2016

“DONDE TERMINAN LAS VANIDADES DEL MUNDO” TUNJA, CEMENTERIO CENTRAL



Unas calles antes de llegar a mi destino ya empiezo a sentir la esencia de olvido que transmite el cementerio, y no solo lo transmite esa esencia sino también el comercio informal del que se puede percibir el peculiar olor de las flores que enmarcan las lapidas sin nombre que esperan para ser el último regalo que le pueden dar a cualquier persona.

Para ingresar al cementerio primero hay una entrada, rodeada con muros hechos con barrotes de metal y pequeñas columnas que forman una especie de parqueadero, en el que hay un pequeño ambón que hoy por hoy son apenas unas cuantas escaleras sin ninguna importancia o significado y también un gran jardín lleno de espinas no de rosas sino de unos ociosos cactus con unas cruces que sobresalen entre ellos, al final de esto hay un gran pórtico que no le niega la entrada a nadie y que le da la bienvenida a toda clase de público con una frase que me recuerda que estoy vivo y que nada de lo que me rodea o tengo en este mundo me pertenece, ni siquiera mi propia vida porque allí es donde "terminan las vanidades del mundo".                                                                                                                                                                                        




Este pórtico está decorado en lo más alto con una cruz y en las dos puertas que lo conforman hay una calavera en cada una como si fueran los guardianes del cementerio y al entrar lo primero que observo es un camino rodeado por tumbas que acaban donde termina el cementerio. Al final de él hay tres capillas, una de ellas está siendo restaurada y obligada a perder su valor histórico y arquitectónico. En frente de una de estas tres capillas se puede decir que esta una de las primeras tumbas del cementerio central de Tunja, que tiene forma de templete y fue hecha en 1888.



En el espesor de sus muros que cumplen con su función de tumbas que por fortuna están acompañadas por grandes jardines de tierra que no solo cubre los ataúdes sino también los nombres de quien los alberga, de las cruces de concreto que los adorna, juntos con reliquias arquitectónicas como los obeliscos, tapia pisada, visuales artísticas y detalles arquitectónicos que encuentro a medida que voy recorriendo los largos pasillos del cementerio.





A medida que avanzo se siente tranquilidad en medio de tanto olvido  siento que en cada paso que doy, voy recorriendo historia, observando la riqueza de este cementerio que corresponde al pasado y a las cosas vividas llevándome incluso a preguntarme si después de entrar a este lugar no como visitante sino para quedarme habrá otra vida, o si solo nos quedamos en este lugar para ser recordados por algún tiempo y luego quedar en el olvido para cumplir nuestro ciclo de vida. También observo que en este lugar entra cierta parte de modernidad en la que se aprovecha el espacio, con grandes panteones y como si fuera poco queriendo demostrar el poderío de algunas familias con estos panteones algunos hechos de ladrillos, concreto, piedra, baldosa o hasta de mármol; lo que me hace llegar a la conclusión de que a pesar de que todos vamos a llegar al mismo lugar y con las mismas condiciones, hasta en el mundo de los muertos vamos a estar divididos de forma clasista aunque estemos con las manos vacías y lleguemos a ser carcomidos por el mismo olvido.




Por descuido tanto de la comunidad Tunjana, como de sus administraciones, el cementerio central de Tunja siendo unos de los más antiguos de Colombia, ha quedado en el olvido que con el paso del tiempo, se hace cada vez más fuerte con el fin de dejar en abandono e ir destruyendo poco a poco unos de los inmuebles patrimoniales más importantes de la ciudad de Tunja. Considero que se es necesaria la recuperación de este inmueble, para así poder rescatar el valor histórico cultural que este posee.











3 comentarios:

  1. Los lugares de culto deberían tener un aspecto con mejor calificación estetica, pues han pasado a tomar un segundo plano, no son vistos como lo eran antes... con mayor respeto, y la serenidad que está implicaba. Me llama la atención la forma lírica como describe el contexto.

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  2. Las edificaciones de culto deberían generar y producir un cambio a nivel espiritual, si los funcionarios administrativos no se preocupan por el mantenimiento adecuado considero pertinente que lo haga la comunidad, pero es necesario que se conserven y se preocupen siempre por mantener en un buen cuidado las edificaciones con valor histórico y cultural que se tienen en la ciudad.

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